Siento como oleadas de agujas,
Penetran la fría piel,
Él dolor me acompaña esta noche
Anestesiado por la horda de palabras acumuladas en mis labios,
Languidezco, muero y renazco en cada parpadeo.
Soy conciente e inconciente a la vez,
Los sentidos se agudizan y la fiebre me embriaga
El cuerpo no es más que un cubo de hielo desasiéndose en la noche.
Y los gritos se ahogan antes del estallido,
Trago mi sombra, mi nombre y los murmullos quedan suspendidos.
Podría rasgar la piel y ahondarme en la espesa sangre,
Podría buscar el nombre de un huérfano
Cuando los espasmos se vuelven incontrolables
Y me siento fuera de este mundo,
Casi conectado con los muertos.
Ya olvidaba la sensación de fatiga
Las inflamaciones desnudas, en la carne pálida.
El eco de palabras en el cielo nocturno.
Las medicinas que tanto odio tomar,
El sabor amargo y el asco en mis entrañas.
Entonces medito,
Me elevo a la par de las estrellas
Y respiro, evadiendo la cáscara inútil que me esclaviza.
Los ojos se inundan recorriendo los surcos anudados;
Sonrío, fumo, camino, me siento, salgo, entro y me estanco.
Soporto las palpitaciones,
El músculo tirante el veneno entrando por el torrente de sangre pétrea
Y aprieto los puños;
Doy el uno dos, evasión, evasión la busco y se esfuma.
Me descargo con el liso e inerte muro,
Sujeto a la cama,
Sudoraciones frías recorren la cáscara.
Me someto al dolor,
Me hago parte con cada poro del cuerpo y le doy la bienvenida.
¿Hace cuanto tiempo no te veía?
¿Por cuánto, te deje anestesiado?
En el tiempo que se prolonga como la estela de cometas distantes,
En el mañana que no deseo que llegue y se suspenda en el espacio
Como ahora.
Miro el techo y asoman desde ahí palabras muertas
Gritos ahogados, destinos exóticos
Que visito cada vez que me extrapolo de mi mismo.
Manifestando inquietudes que solo conmigo charlo,
Como la inmortalidad de las polillas que se queman en la vela.
Y vagan por paralelos distantes,
Como la mandíbula que se cierra apretando un enemigo invisible
Rechinando y temblando entre las cobijas.
Esperando jamás desaparecer,
Por que el dolor nos mantiene.
Y como el guerrero que soy, le hago frente
Le doy batalla y aquí le espero con la mano firme sobre las sabanas,
Con los ojos desnudos
Sumido en la cama…