Ha cesado el traqueteo del reloj
Tú mejor que nadie debes saber,
Que el traqueteo es falso cuando no lo escuchas.
Que no pertenece el crujir del tiempo a tus parpados
Y que solo yo se, de quien son esos preciados minutos.
Mis poesías son solo palabras sin dueño,
Descarriadas tras el paso de los cohetes en la noche.
Sin rumbo, perdidas en la nada, se ofrecen al mejor postor
Como las prostitutas que son.
Yo elijo siempre la mirada ingrata del adiós
Yo elijo siempre la mirada ingrata del adiós
O mejor aun la respuesta vacía de labios que no pertenecen a mis palabras.
Que debo esperar para arrojar el alma al azar y aferrarme a labios tan ansiosos de besos como mi piel sofocada por las despedidas.
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