Miro tu silueta dibujada por el viento,
Los ojos como fraguas iluminan la inmensidad de la noche
Y respiro, tu perfume dulce atrapado en la atmosfera.
El cuerpo desnudo, se desliza por las sabanas
Y toco la piel tibia, sigo el rastro del sudor mientras dejo yacer mi mano en tu espalda.
Me adentro en el misterio de tu pelo
Dejando caer palabras,
Como quien vierte el dulce vitriolo en oídos ajenos.
Las frases de los enamorados se encuentran dibujadas en mis labios.
Recuerdo, las palabras anudadas a un susurro
Y aunque el tiempo nos devore mordiendo las carnes,
Debo confesar que no hay arrepentimiento en mis palabras,
Que pasaría por infiernos para llegar otras ves a tus brazos.
Y deseo, anudarme en abrazos eternos a tu piel.
Saber que la llama encendida en nuestros corazones,
Devoran hasta mi oscuridad mas profunda.
El viento de la mañana me llama,
Pronuncia mi nombre, mientras desaparezco
Recuerdo, tu sonrisa dispuesta, la frase sabia y las manos aforrándose a la mía.
En el transcurso de los segundos que nos rodean,
Deseo que no me sueltes,
Deseo que el espectro negro de nuestros destinos se enlazara fundiéndose en uno
Por el tiempo que los astros den su marca plateada sobre nuestros pasos.
Recuerdo, el transcurrir del día y quedar con la sensación de estar solo segundos contigo.
Debo agradecer por ser la balsa que me salvo de la muerte,
De ahogarme con mis entrañas.
De alejar con tus palabras la tormenta que me asolaba
Y te recuerdo, recostado en la cama fría, sin tu compañía
Fumo un cigarrillo mientras recapitulo todo lo sucedido,
El destello triste de la despedida
Y el tiempo que susurra a mis oídos,
Que otra oportunidad los dioses han concedido.
Esperando que sea el ultimo que bese tus labios,
Queriendo quizás ser el ultimo que este contigo.