La noche me consume
Como al vaho que es arrastrado por el viento
Memorizo, cada uno de tus gestos marcados por el sol de la tarde,
El silencio arremolinado en las calles,
Y las hojas rodando por el asfalto gris.
Las charlas que giran en torno de diferentes puntos de vista
De las cosas,
nos consumimos en palabras entrelazadas que forman cadenas de ideas que se aferran a la lengua,
Se expresan en el choque de los labios y mientras te beso.
Aligera el peso de los días,
Se escapa el tiempo,
Mientras los astros se dispersan en el cielo
Tras las nubes guiando nuestros pasos
Los ojos iluminados por la entonación de las palabras,
Que nos recuerdan que antes de ella solo éramos sombras extinguiéndose en la aurora.
Sin el peso de los recuerdos que nos funden en un abrazo prolongado, en el respirar acelerado y los dedos incrustados en la piel.
Si alguien hubiera predicho, que mi encuentro en tu vida sería guiado por la pasión con la que vivimos, jamás lo hubiera creído.
Ahora me consume el ansia de verte,
Me consume el viento cuando respiro
Y no quiero mirar al cielo,
Pues puede que pierda el leve brillo escondido en tu sonrisa.
No quiero nombrarte cuando me acompaño del silencio,
Por que temo que pueda llevarse tu nombre,
Escondiéndolo más allá de mí recuerdo.
Déjame ser tu resguardo de los fuertes vientos,
Tú guía en la profunda oscuridad de la duda
Ayúdame a guiar la barca por el mar de las intrigas entre tejidas,
Por las lenguas de quienes quieran separarnos.
Prometo tener siempre la mano estirada,
Los brazos abiertos y la sonrisa dispuesta
Para borrar de tu rostro, todo lo que nos mancha.
Para calmar el corazón vaciado de soledad
Y poner entre tus manos
El destierro de mis versos.
Déjame ser el espacio entre tus esperanzas,
Ese que puede aliviar parte de tus miedos y rasgar los malos recuerdos
Para que solo quede la luna mientras una que otra noche
Las caricias nos consuman.
Cuéntame por que va cada suspiro,
Mírame mientras acaricio tu rostro
Y pronuncia las palabras olvidadas esas que mis oídos reclaman para sentirse presa de esa mágica poesía,
Que es sostenida por tu mirada, cuando se cruza con la mía.
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