domingo, 6 de noviembre de 2011

Amantes

La oscuridad devora poco a poco la luz,
Que se despide jubilosa entre las nubes.
Hasta pronto, hasta un amanecer nuevo,
Lleno de trinos y colores.
Mas la noche también es el cobijo de los amantes
Es el celestino que se une entre el enlace de manos,
Pasando por el abrazo perfecto, ese del cuerpo tibio de mujer
Entre los brazos,
Cadenetas de esperanzas aforrándose a sus virtudes,
Sobre las cabezas, son admirados por los astros
Y por la luna que brilla mas intensamente
Iluminándolos.

Todo el espacio es gloria
En pos del beso calido,
Todo el espacio enmudece para escuchar
El jadeo pausado, la risa en flor de labios,
Y las palabras de los enamorados.
Esa boca engulle los besos,
Esa mirada penetrante
Lee hasta el alma.
Esa piel suave y tibia es el cobijo necesario.
Esos cabellos son el bosque, que apacigua  los dedos.
El cuerpo descansa entre las piernas
Como una barcaza en el muelle.

Mientras el sudor dulce se agolpa en las narices
Embriagándolos,
Las piernas se anudan y se desvanecen sobre las sabanas,
Acurrucándose, despide la noche con esos cuerpos desnudos.
Saluda el alba, mientras los amantes duermen,
Fusionados en sus cuerpos, aferrados entre las sabanas.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Sumido

Siento como oleadas de agujas,
Penetran la fría piel,
Él dolor me acompaña esta noche
Anestesiado por la horda de palabras acumuladas en mis labios,
Languidezco, muero y renazco en cada parpadeo.
Soy conciente e inconciente a la vez,
Los sentidos se agudizan y la fiebre me embriaga
El cuerpo no es más que un cubo de hielo desasiéndose en la noche.
Y los  gritos se ahogan antes del estallido,
Trago mi sombra, mi nombre y los murmullos quedan suspendidos.

Podría rasgar la piel y ahondarme en la espesa sangre,
Podría buscar el nombre de un huérfano
Cuando los espasmos se vuelven incontrolables
Y me siento fuera de este mundo,
Casi conectado con los muertos.
Ya olvidaba la sensación de fatiga
Las inflamaciones desnudas, en la carne pálida.
El eco de palabras en el cielo nocturno.
Las medicinas que tanto odio tomar,
El sabor amargo y el asco en mis entrañas.

Entonces medito,
Me elevo a la par de las estrellas
Y respiro, evadiendo la cáscara inútil que me esclaviza.
Los ojos se inundan recorriendo los surcos anudados;
Sonrío, fumo, camino, me siento, salgo, entro y me estanco.
Soporto las palpitaciones,
El músculo tirante el veneno entrando por el torrente de sangre pétrea
Y aprieto los puños;
Doy el uno dos, evasión, evasión la busco y se esfuma.
Me descargo con el liso e inerte muro,

Sujeto a la cama,
Sudoraciones frías recorren la cáscara.
Me someto al dolor,
Me hago parte con cada poro del cuerpo y le doy la bienvenida.
¿Hace cuanto tiempo no te veía?
¿Por cuánto, te deje anestesiado?
En el tiempo que se prolonga como la estela de cometas distantes,
En el mañana que no deseo que llegue y se suspenda en el espacio
Como ahora.
Miro el techo y asoman desde ahí palabras muertas

Gritos ahogados, destinos exóticos
Que visito cada vez que me extrapolo de mi mismo.
Manifestando inquietudes que solo conmigo charlo,
Como la inmortalidad de las polillas que se queman en la vela.
Y vagan por paralelos distantes,
Como la mandíbula que se cierra apretando un enemigo invisible
Rechinando y temblando entre las cobijas.
Esperando jamás desaparecer,
Por que el dolor nos mantiene.
Y como el guerrero que soy, le hago frente

Le doy batalla y aquí le espero con la mano firme sobre las sabanas,
Con los ojos desnudos
Sumido en la cama…

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Me entiendes

Me entiendes, cuando miro de soslayo tu rostro entre la gente,
Entiendes, lo que es mirar de cara al sol
Y robarle a él sus preciados tesoros.
Compartirlos con el trigo maduro,
Que nos ofrece sus regalos en las mesas de blancos manteles
Con ese olor tan particular,
Entre polvillo del heno, tierra y agua.
Me entiendes, cuando miro el cielo,
Y las presurosas nubes salen sin más vestiduras que su esponjada piel.
Que son cazadas por los ojos de ávidos hombres,

Que imaginan las formas espectrales como verdaderas cosas o animales.
Entiendes, 
cuando mis ojos se clavan en el horizonte
Y huelo la tormenta tras las montañas que se abalanza sobre nosotros lavando todo la crueldad que se masca a diario.
Yo buscaba la humildad en esos rostros ajados por los años,
Curtidos por el paso de días polvorientos donde todo sabe a sal, salido de los poros de sus rostros.
Donde sus sudores dan forma a las tazas donde los hombres de corbata beben su café.

Me entiendes, cuando miro a tus ojos escrutando mas allá de las pupilas y me ahondo en tu alma que está al compás de la mía.
Y a ojos cerrados recorro el camino de tu rostro, pasando por tu nariz, tocando tus labios y dirigiendo a ciegas los míos para fundirme en un beso que trastoca el infinito.
Entiendes, cuando miro tu cuello y dejo caer a tus oídos las frases tiernas del amante  a la conciencia de la amada, mientras me aferro en un abrazo por tu espalda.
Puedes entender todo eso…
Puedes comprender por que, el espacio que hay entre tu cuerpo 

Y el mío que nos delimita se me hace inmenso si no encuentro tus ojos.
Me abstraigo, salto de ti en busca de palabras que describan lo ilógico de mi mente, de mis avances y retrocesos de un tema a otro,
De mis ironías crueles como la vida diaria
Y que aún así,
Compongan la lógica de un par de palabras enlazadas en mí,
Para que lleguen ti,
Y hacia los demás que son tan lejanos como las nubes que otros bobos como nosotros creen cazar,
Pero que son cazados por sueños, palabras y añoranzas.

Me entiendes cuando doy saltos al  azar,
De un tema a otro,
Te digo que te siento,
Mientras te hablo de humildad.
Te digo si me sientes y te hablo de lo ilógico.
Por que el quererte es tener los pies entre las nubes,
Que algunos bobos creen cazar con la mirada,
Lo que ellas arrastran con sus lágrimas.
Mientras los hombres de corbata beben el sudor de los hombres
En arcillas que no les pertenecen.

Y los panes rechonchos salen del horno,
Como de mis labios salen besos.
Me entiendes, cuando hablo de la vida
Y entremezclo las frases que se anudan en mi lengua rebotando con el paladar, produciendo un sonido de golpeteo acompasado.
Mientras los panes blancos salidos del reino de las brazas,
Son como nubes desnudas,
Que se mueven a través de los manteles blancos de los hombres de corbata,
Que nunca tendrán la piel ajada por el sol de la tarde

Y jamás transitan por caminos polvorientos.
Entiendes cuando el sol se esconde entre las montañas y nosotros nos desesperamos pues somos los bobos que cazan las nubes.
Mientras hablas me alimento de tus palabras,
Mientras hablo te alimentas de las mías,
Que difícil es hacer entender, que el peso de las palabras solo muestra parte de lo que sentimos y que más allá de eso, existen cosas simples que nos distinguen de lo normal.
Todo es ilógico, nada tiene sentido, solo saber que si te miro de soslayo debo encontrarte entre la gente.

Adentrarme en tus ojos pues estos mueven mi mundo,
Solo ellos, le dan el giro al sol de mis pensamientos y son la lluvia que lava mi cuerpo.
Solo ellos tienen el peso de reformar mi espacio
Y reestructurar mis sueños,
Yo solo soy el bobo que estructura fantasías en el cielo.
Soy el tonto, que quiere compartir mis sueños con tus deseos…

viernes, 19 de agosto de 2011

Confesiones



















Miro tu silueta dibujada por el viento,
Los ojos como fraguas iluminan la inmensidad de la noche
Y respiro, tu perfume dulce atrapado en la atmosfera.
El cuerpo desnudo, se desliza por las sabanas
Y toco la piel tibia, sigo el rastro del sudor mientras dejo yacer mi mano en tu espalda.
Me adentro en el misterio de tu pelo
Dejando caer palabras,
Como quien vierte el dulce vitriolo en oídos ajenos.
Las frases de los enamorados se encuentran dibujadas en mis labios.

Recuerdo, las palabras anudadas a un susurro
Y aunque el tiempo nos devore mordiendo las carnes,
Debo confesar que no hay arrepentimiento en mis palabras,
Que pasaría por infiernos para llegar otras ves a tus brazos.
Y deseo, anudarme en abrazos eternos a tu piel.
Saber que la llama encendida en nuestros corazones,
Devoran hasta mi oscuridad mas profunda.

El viento de la mañana me llama,
Pronuncia mi nombre, mientras desaparezco
Recuerdo, tu sonrisa dispuesta, la frase sabia y las manos aforrándose a la mía.
En el transcurso de los segundos que nos rodean,
Deseo que no me sueltes,
Deseo que el espectro negro de nuestros destinos se enlazara fundiéndose en uno
Por el tiempo que los astros den su marca plateada sobre nuestros pasos.

Recuerdo, el transcurrir del día y quedar con la sensación de estar solo segundos contigo.
Debo agradecer por ser la balsa que me salvo de la muerte,
De ahogarme con mis entrañas.
De alejar con tus palabras la tormenta que me asolaba
Y te recuerdo, recostado en la cama fría, sin tu compañía
Fumo un cigarrillo mientras recapitulo todo lo sucedido,

El destello triste de la despedida
Y el tiempo que susurra a mis oídos,
Que otra oportunidad los dioses han concedido.
Esperando que sea el ultimo que bese tus labios,
Queriendo quizás ser el ultimo que este contigo.



El peso de los Recuerdos



La noche me consume
Como al vaho que es arrastrado por el viento
Memorizo, cada uno de tus gestos marcados por el sol de la tarde,
El silencio arremolinado en las calles,
Y las hojas rodando por el asfalto gris.
Las charlas que giran en torno de diferentes puntos de vista
De las cosas, 
nos consumimos en palabras entrelazadas que forman cadenas de ideas que se aferran a la lengua,
Se expresan en el choque de los labios y mientras te beso.
Aligera el peso de los días,

Se escapa el tiempo,
Mientras los astros se dispersan en el cielo
Tras las nubes guiando nuestros pasos
Los ojos iluminados por la entonación de las palabras,
Que nos recuerdan que antes de ella solo éramos sombras extinguiéndose en la aurora.
Sin el peso de los recuerdos que nos funden en un abrazo prolongado, en el respirar acelerado y los dedos incrustados en la piel.
Si alguien hubiera predicho, que mi encuentro en tu vida sería guiado por la pasión con la que vivimos, jamás lo hubiera creído.

Ahora me consume el ansia de verte,
Me consume el viento cuando respiro
Y no quiero mirar al cielo,
Pues puede que  pierda el leve brillo escondido en tu sonrisa.
No quiero nombrarte cuando me acompaño del silencio,
Por que temo que pueda llevarse tu nombre,
Escondiéndolo más allá de mí recuerdo.
 Déjame ser tu resguardo de los fuertes vientos,
Tú guía en la profunda oscuridad de la duda
Ayúdame a guiar la barca por el mar de las intrigas entre tejidas,

Por las lenguas de quienes quieran separarnos.
Prometo tener siempre la mano estirada,
Los brazos abiertos y la sonrisa dispuesta
Para borrar de tu rostro, todo lo que nos mancha.
Para calmar el corazón vaciado de soledad
Y poner entre tus manos
El destierro de mis versos.
Déjame ser el espacio entre tus esperanzas,
Ese que puede aliviar parte de tus miedos y rasgar los malos recuerdos
Para que solo quede la luna mientras una que otra noche

Las caricias nos consuman.
Cuéntame por que va cada suspiro,
Mírame mientras acaricio tu rostro
Y pronuncia las palabras olvidadas esas que mis oídos reclaman para sentirse presa de esa mágica poesía,
Que es sostenida por tu mirada, cuando se cruza con la mía.

lunes, 11 de julio de 2011

Estoy Aquí



Navego entre las aguas mansas del amanecer,
Me arropo entre las sabanas tibias y divago
Con los ojos perdidos en tu rostro,
Iluminado por el sol de la mañana
Mientras que con las yemas de mis dedos recorro
Tú tersa piel.  
La monotonía de los segundos se dispersa
Y me encuentro anudado entre tus brazos,
Fundido en un beso,
Mientras me aferro a tu cuerpo hundo mi rostro entre tu pelo.

Afuera las figuras
Han de desdibujarse con el paso del sol.
Se marchan las horas y llegada la noche
Me dejo llevar por la melodía de tus labios
Mientras las palabras van formando
Blancas nubes que cubren los parpados llevándonos mas allá
De donde los ojos renacen  entre los sueños,
Tras el cenit de la noche.

Y te miro, como descansas entre las sabanas.
Te abrazo mientras la noche se aleja montando un caballo
Marcado por todas las estrellas del firmamento.
Hablamos de las virtudes del tiempo,
Aferrándonos a las horas insomnes.
Remplazo al sol con tu cuerpo 
y despido las noches como quien bebe
El ultimo sorbo de aguan en el desierto.
Puede este mundo no tener un soporte

Y a quien le importa, 
si puedes contarme entre los sonidos de la ciudad
Todo lo que marcha en tus pensamientos,
Lo que añoras o te confunde.
Yo quiero creer que estoy aquí,
Ayudando a que el tiempo no nos consuma
Como las débiles criaturas que somos.
Estoy, por que es el lugar donde pertenezco
Estoy aquí, para rescatar del cruel olvido
Todo lo que debió ser tuyo,
Alguna vez.

miércoles, 22 de junio de 2011

Soy


Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos."

"No te tomes en serio nada que no te haga reir."

Eduardo Galeano









Soy el vil fantasma del recuerdo,
Ese que te mantiene con los labios enmudecidos, al querer decir no, cuando es si.
Soy la muerte, con su negra guadaña que ah de separarte de este
Mundo, con la rapidez con que pestañeas.
Puedo disfrazarme de “ángel”  mientras me destripo,
He inmolar las plumas y algunos pensaran que es el espíritu santo bajando desde los cielos.
Puedo contener en mi mirada la locura profunda que tienen los santos o iluminados.
Mi rostro puede representar la imagen del terror o el espanto,
Y mezclarme con el rocío de la noche mientras me baño,
Con el torrente amplio de mis venas. 
Puedo fundirme en la embriagues,
Con el contenido de un vaso cualquiera
Y girar en el asiento hablando en extrañas lenguas.
Soy el ente vacío, la marca negra en la mano,
El choque de espadas
Y el frío que recorre la espalda, antes que el hierro muerda en la última estocada.
                                      
Soy el llanto amargo, la noche descalza y sigilosa.
El veneno en la copa o en la punta de la daga ponzoñosa.
No maldigas, solo haz como yo y lleva la resignación en los ojos,
Pues el olvido es tan fuerte que se come hasta los recuerdos,
Es tan cruel que con su soplido nos desmorona como la torre de naipes que fuimos, somos o pudimos ser.
Llevando todo lo que nos pudre,
Lo que nos encadena a esta tierra.
A nuestras palabras oprimidas por la lengua y destrozadas por los dientes, antes de ser arrastradas por el viento.
Pues asfixia el respirar agitado, mientras arranca la lengua y nos consume en la aurora.
Soy la eyaculación de pensamientos,
Vaciados a una vagina estéril que nada puede procrear, más las palabras o la expresión de ellas, son los Reclamos dados al infinito vacío que se desborda por mis ojos.

Soy el prostíbulo de ideas que se comparten con un café y cigarros, mientras se crea un ambiente ambiguo, estilo des deux magots, donde todos miran de soslayo frunciendo una “O” perfecta al pronunciar lo que hablan.

Mientras yo giro el rostro, para no escuchar ese aire cargado de


Narcisismo que me revuelve el estomago.

Soy la sonrisa estúpida dibujada en los labios,

Mas parecida a una mueca cuando hablan de las “maravillas” de personas que conocen y yo desconozco.

Puedo ser el asco anudado a mis entrañas, cuando pronuncia nombres compuestos y me fuerzo a reír…

Cinismo abundante,

Solo somos tipos serviles,

Tratando de que en el intento no dañemos el ego de las personas que nos rodean,

Cuando me es mas simpático ver volar una mosca que anudarme a

Cuchicheos y comentarios de colegas o esos compañeros de

Colegio con los cuales jamás te llevaste bien,

Pero insisten que eran uña y mugre.

Soy el cinismo anudado al estrechon de manos y a la sonrisa.

Como también puedo ser, el encanto envuelto en bellas palabras,

Cuando lo único que deseo es que la caballerosidad que poseo,

No sea tomado por halagos forzados a los que me rodean.

Más todos siempre piensan que mi cortesía es para adentrarme en sus “círculos” y que la ventura de mis palabras son sacadas de los libros que leo.

Soy la ironía escondida en palabras que a nadie dañan.


Y las llaman bromas,

Por que en realidad lo son con un toque normal de humor,

Pues debemos tomarnos en serio pero jamás tan en serio, sirven al menos cuando bromeo de mi mismo,

Es para adoptar el papel de persona ese que nos corresponde a todos. Pero que todos olvidan como se representa.

Soy el que escucha a todos, pero no me dejo influenciar por sus puntos de vista y aunque así lo crean muchos, solo acepto lo que salga de esta

Interminable línea del ir y devenir, de pensamientos, que por cierto son míos.

Soy el eco de una mente dispersa que muchas veces trata de abarcar más de lo que puede hasta colapsar.

Soy yo cuando debo serlo, pero la mayor parte de las veces solo reflejo lo que los demás quieren ver.

Por que pocos se esfuerzan en conocer,

Solo se quedan con la imagen que les agrada,

Cuando siempre somos mas de lo que creen y menos de lo que esperamos.

 

 






Raíces

Tal vez debí dejar esas palabras estancadas,
En el papel que correspondía, donde el tiempo no las arruinara,  engulléndolas y despedazándolas.
Ahora solo son fragmentos mutilados, de un recordar vano,
Es como quien trata de ver la suerte de un hombre muerto o el brillo de la luna en el cielo tapiado de nubes.
Nada puedes encontrar ahí,
Por que quizá antes de eso, nada hubo que contuviera la estructura de esos sentimientos.
El sueño envuelve mis parpados y soy transportado más allá 

de los recuerdos, más allá de la mirada de los mortales.
Reinan en los pensamientos, las lenguas mordaces que aplacan lo que vivimos algún día, diciendo, para otros hay tiempo, para otros dicha y gloria.
Gloria, eso queda solo para los caídos, para los tragados por la negra tierra que envuelve los gritos.
Y son las raíces el manifiesto de todo lo perdido,
Que nos estrecha el alma y rasga la piel.
Tratando de crecer a pesar de nosotros, así se desplazan los pensamientos, adentrándose,

Siempre adentrándose en donde no les incumbe hurgar.
Somos las cáscaras de lo que un día quisimos,
Solo quedamos como el eco indestructible
De un grito entre las montañas.
Que nos recuerda que todo recordar es vano,
Cuando sentimos que las raíces nos arrebatan lo poco y nada que quisimos resguardar para que el tiempo no lo engullera,
Dejándonos carentes de todo lo que deseamos tener algunas ves. 

sábado, 11 de junio de 2011

Dulce Desconocida

Aquí el infierno acompaño mi transito
Desciendo y exploro aquellos fantasmas
Que cada tanto extirpo, pero presa de un extraño mal
Llegan a apresarme entre la vigilia de mis desvelos.
Oh malditos diablos, aparecen entre las noches
Donde el sudor exhalado de mi cuerpo me inunda
Incrustan sus uñas, sedientas de mi llanto,
Entre la retina de mis ojos
Y mi pecho.

No eh de caer,
De desarmarme y bajar los brazos.
La lucha no acaba hasta que el otro muera
Y si he de morir será a golpe de espada.
A estas alturas he recorrido una tierra marcada
Por malas decisiones y cargado con pesos mayores que el peso
De mis recuerdos.
Soy inquebrantable, por lo mismo alzo de nuevo la mano,
Poniéndola sobre la espada y entre el llanto que viaja por el torrente
Suelto toda la ira en un grito que paraliza los corazones.

Y extirpare de nuevo lo que daña,
Una vez tras otra
Curare toda herida.
Ansió el día, donde todos esos fantasmas se releguen de mis recuerdos
O será que presa de fatalidades han de venir por mí.
Oh dulce muerte
Exilio de los desamparados,
Es acaso que tú, en tu vanidad y esperando por mis pasos,
Tientas a la carne
Que rodea mis huesos y pongas ante mí,
Las decisiones destructivas de mis anhelos
Descanso, solo eso quiero
Me siento invadido e invalidado de actuar,

Solo necesito el eco de mis pensamientos
Y el crujir de mis pasos sobre la blanca nieve.
Soledad me atormentas,
Pero es el destino aciago que me sigue
Por eso o adorada y noble dulzura
Iré hacia sus cálidos brazos,
Me refugio entre sus manos como lo hago desde hace tanto.
Y si, quisiera refugiarme entre los brazos de una mujer
Pura como el halito divino del sol,
Pero la soledad es una amante despechada jugando sucio
Que jamás sabe perder.

Atorméntame y déjame refugiarme en tu silencio
Al lado de tu compañía perfecta,
Susurra a mi oído las frases que das al desahuciado amante
Cuando se da cuenta,
Que el corazón le fue extirpado.
Y la sangre fue derramada
En el piso,
Siendo parte de ritos paganos para enlazar el cuerpo
A una amante que tratas de arrojarla a los brazos del olvido.
Entiendo a Fausto,
Presa de visiones y funestos seres que contrariaban su paso por el ansiado camino.

Y si, parecido a él,
Mis pasos se enlazan a estrechos rincones
Callejuelas sin salida,
Y monstruos que presa de celos y arrebatos
Me alejan de la dama que sin saberlo
Tiene mi corazón entre sus manos,
Injurio el rostro de mi amante despechada, esperando que estos momentos
Sean los últimos donde vea tu silencioso rostro
Para que tus manos firmes estrechen mi cuerpo, dulce desconocida.