sábado, 11 de junio de 2011

Dulce Desconocida

Aquí el infierno acompaño mi transito
Desciendo y exploro aquellos fantasmas
Que cada tanto extirpo, pero presa de un extraño mal
Llegan a apresarme entre la vigilia de mis desvelos.
Oh malditos diablos, aparecen entre las noches
Donde el sudor exhalado de mi cuerpo me inunda
Incrustan sus uñas, sedientas de mi llanto,
Entre la retina de mis ojos
Y mi pecho.

No eh de caer,
De desarmarme y bajar los brazos.
La lucha no acaba hasta que el otro muera
Y si he de morir será a golpe de espada.
A estas alturas he recorrido una tierra marcada
Por malas decisiones y cargado con pesos mayores que el peso
De mis recuerdos.
Soy inquebrantable, por lo mismo alzo de nuevo la mano,
Poniéndola sobre la espada y entre el llanto que viaja por el torrente
Suelto toda la ira en un grito que paraliza los corazones.

Y extirpare de nuevo lo que daña,
Una vez tras otra
Curare toda herida.
Ansió el día, donde todos esos fantasmas se releguen de mis recuerdos
O será que presa de fatalidades han de venir por mí.
Oh dulce muerte
Exilio de los desamparados,
Es acaso que tú, en tu vanidad y esperando por mis pasos,
Tientas a la carne
Que rodea mis huesos y pongas ante mí,
Las decisiones destructivas de mis anhelos
Descanso, solo eso quiero
Me siento invadido e invalidado de actuar,

Solo necesito el eco de mis pensamientos
Y el crujir de mis pasos sobre la blanca nieve.
Soledad me atormentas,
Pero es el destino aciago que me sigue
Por eso o adorada y noble dulzura
Iré hacia sus cálidos brazos,
Me refugio entre sus manos como lo hago desde hace tanto.
Y si, quisiera refugiarme entre los brazos de una mujer
Pura como el halito divino del sol,
Pero la soledad es una amante despechada jugando sucio
Que jamás sabe perder.

Atorméntame y déjame refugiarme en tu silencio
Al lado de tu compañía perfecta,
Susurra a mi oído las frases que das al desahuciado amante
Cuando se da cuenta,
Que el corazón le fue extirpado.
Y la sangre fue derramada
En el piso,
Siendo parte de ritos paganos para enlazar el cuerpo
A una amante que tratas de arrojarla a los brazos del olvido.
Entiendo a Fausto,
Presa de visiones y funestos seres que contrariaban su paso por el ansiado camino.

Y si, parecido a él,
Mis pasos se enlazan a estrechos rincones
Callejuelas sin salida,
Y monstruos que presa de celos y arrebatos
Me alejan de la dama que sin saberlo
Tiene mi corazón entre sus manos,
Injurio el rostro de mi amante despechada, esperando que estos momentos
Sean los últimos donde vea tu silencioso rostro
Para que tus manos firmes estrechen mi cuerpo, dulce desconocida. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario