domingo, 1 de abril de 2012

Canto I

A heno huelen los campos 
El rocío baña la hierba que es el cabello de los montes, 
Mas allá de la luna y los sonetos perdidos a los Dioses Se elevan cantos de victoria, 
Mientras centenares de remos revuelven la luna con las aguas. 
El grito del altísimo Padre,
 rasga el silencio, 
Odínnnnnnnnnnn Mientras una horda de fieros guerreros cantan con antorchas encendidas,
 las canciones que repitieron los padres y los padres de sus padres. 
Así por generaciones desgarraron los corazones de sus enemigos. 
Pum, pum, el golpe de los tambores hace crepitar la tierra 
Y los enemigos temerosos se cobijan entre los árboles, 
Inmutables, 
Saltan de los drakares con los cuerpos cubiertos de pieles, 
Y las espadas centellantes
 Muerden el frío y la nieve.  
Los enemigos reciben con flechas a los invasores 
Y en formación, 
Se cobijan bajo los escudos… 
Odín, Odín, Odín, Odín, Odín. 
Gritan los guerreros bajo los escudos

Mientras por los flancos avanzan, 
Cobijados por la oscuridad 
Y sin miedo a las flechas, 
hombres con cuerpos de lobo y osos 
Vociferando y echando espuma por la boca, 

Gritan y ese grito rasga los corazones, 
Algunos caen, 
 vuelven a levantar las fauces y garras 
El delirio de la batalla, 
La sangre les excita los miembros, 
Muerden con hachas y espadas 
Los cuerpos que destrozan sin apuro 
Mientras los escudos bajan y en carga  directa 
Avanzan los hijos del norte, 
Con paso firme destrozando a los enemigos 
Con solo la voluntad y en la oscuridad consumen hasta el alma de los hombres.

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