lunes, 28 de marzo de 2011

Perfume


Puedo oler la luz del sol en tu piel
Ver el resplandor de las estrellas en tus ojos,
Puedo en tus labios ver suicidarse la melodía de una canción oculta tras tu nombre y muerdo el silencio mientras avanzas a mi lado.
¿Me acompañas querida mía, a ver los frutos de la nostalgia y la soledad?
Te sigo querida mía, queriendo atrapar la luna en un suspiro,
Tragas con ellos los mares y los sonidos de mis versos que no son nada sin el peso fiel de tu mirada sostenida.

Es verdad que yo solo sueño con que el destino te alcance junto a mis pasos,
Que te aferres en la alegría de un abrazo tibio, mientras miro tu rostro
Tus labios, como llamas con ese candor las cosas.
Todo con su nombre correspondiente suena tan diferente en tu vos y si te amara quien lo negaría.
Y si quisiera encomendarme a los dioses o benditos cuando veo tu cuerpo como devora los universos, podría alguien negarlo, podrían decir que es una falacia o una mentira siniestra, cruel.

Que saben ellos de mi sentir profundo,
No temo ya a tu mirada ni a tus palabras cortopunzantes
Ven por favor y rásgame el alma.
Toma mi mano y sígueme donde el olvido no nos ah olvidado.
Esta es la danza de los abandonados por el amor,
Es el baile de los  que nunca alcanzamos a tener un nuevo corazón tras la despedida.
Yo llevaría tu nombre en mis labios y despediría antes del anochecer a cada estrella.

Mas los versos mueren sin sustento,
La poesía se desvanece sin tu mirada y sin tu rostro frente a los espejos, no me queda nada.
No siento que el amor entregue sus dones a un corazón condenado
Pues siempre eh de seguir en acto masoquista a los que no me pertenecen y si así es, que importa.
Si así esta escrito en la línea de mis manos, que importa.

Por eso ven,
Róbame el aire que respiro y si eso no es suficiente cargare con tu recuerdo.
Te regalo las noches de solitaria escritura y las ofrendo a los dioses eh de quemarlas todas en una alta pira eh incendiarla con estas palabras, pues si no poseo tu compañía nada valen el estar escritas y ordenadas.
Yo odie a todo amor a primera vista, yo injurie a los celestinos con sus alas color rubí, estrangulé a las esperanzas de la primera mirada.
Y me ves aquí, reviviendo lo antes injuriado.
Reviviendo las esperanzas y abriendo bien los ojos.

Pero aunque la noche se lleve los sonidos y tu recuerdo me abandone.
Siempre recordare que en tu piel pude oler al sol una vez y contenido en tu mirada pude ver el reflejo de todos los universos.

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