La noche es solo una cáscara
Que se desmantela con el sonido del viento entre las copas.
La luna es un rostro que por esta noche se baña en las aguas
De manantiales salidos de la matriz de la tierra.
Cesan los sonidos de los autos deteniendo completamente
El movimiento de los seres…
En un segundo se quiebra el grito cortante de la metralla de ideas
Y el cielo se detiene,
Bajan azulosas estrellas vestidas con velos plateados
Escoltan a la luna por los prados y las altas arboledas saludan al sol.
En esta noche, se encuentran cada tanto,
Se dispersa,
Caen ellos entonces convertidos en dioses.
Caminan por senderos perdidos hace millones de eones
Y se bañan en el mar.
Se cuentan historias inmortales y se despiden con lágrimas
En sus suaves rostros, pues se alejan en la inmensidad del cielo.
Se marchan cada uno al lugar donde pertenecen.
Pues siempre supo el sol, de la luna que habita el mismo espacio,
Siempre supo la luna del sol
Que es imposible entregarse a sus brazos sin morir destrozada por su fuego.
Los astros son los testigos luminosos de esa pasión fatídica.
Pero el gran rey de los cielos,
El padre luminoso,
Que se encuentra en el centro dominando el flujo continuo de los pequeños asteroides,
Se apiado de ellos, si tal cosa se puede decir de tan majestuosos seres.
Creo con ello, el movimiento y la promesa que de tanto en tanto podrían entregar sombras eternas a la tierra.
Y en ese momento, detener unas fracciones de segundo, suspender con ello todo lo creado y que todos los astros pudieran bajar y disfrutar como humanos las maravillas del planeta.
Así ya desde miles de millones de años, existen y han existido los encuentros entre los astros.
La luna y el sol se recuestan en la hierba, desnudándose, amándose
Por el breve lapsus que el gran padre les entrega.
Pero llega el momento de los adioses.
Dicen que cuando los astros desaparecen del cielo es por que han decidido vivir como humanos.
Y que sus almas cuando mueren son estrellas jóvenes esperando volver a la tierra.
Pero no hay historia más triste que la de estos dos,
Pues si bien envejecerán no podrán pedir volver a la tierra y vivir como humanos,
Pues tienen el deber de custodiar el paso de los días y las noches.
Aunque ellos mueran vivirán nuevamente en otra dimensión
Atados a la promesa que le hicieron al padre de los astros,
No hay comentarios:
Publicar un comentario