Ahora corro los postigos
Abro los goznes y dejo que el aire entre.
Como la mujer deja las sabanas
Colgados antes los cabellos del sol,
De esa forma también extiendo mis brazos
Esperando que el viento lleve de mí
Lo que no me pertenece y las estrellas marquen nuevos signos en mis manos.
Vamos recogiendo los animales tras la tapia,
Escapan como blancos versos en medio de los llanos.
Eh encendido un fuego en medio de la choza
Ahí todos hemos de reunirnos,
Como los niños jugando a la ronda
Así todos llegamos donde existe el calor que nos atrae
Algo más allá de todos nosotros.
Invito entonces a la desdicha,
Ven, junto a mi o sobre mis rodillas
Bebemos el ajenjo dulce con el láudano
Que otros hombres antes que yo consumieron
Relajo entonces mi espalda y me dejo caer en el sillón.
Envenenado, trato de beber y trago mi lengua en el momento
Las palabras se han estancado,
Tu negro pelo pende de los hombros y tus pechos
Exudan el veneno que viertes en mi copa,
Tu piel blanca arrastra todo conmigo,
Mi vida, ciegas mi vista
Y tu sexo pútrido quiere guardar parte mi esencia
Parte de mi….
Nunca he sentido repulsión,
Mas tu voz, es el grito de miles de sueños ahogándose en el vaso.
Tu sudor, es la saliva que bota el asesino,
Y te acercas a mí, pensando que daré un poco de amor
Que se ha marchitado en el patio, donde el niño ah perdido la pelota de trapo,
Olvidando los juegos,
Pasando todo a ser el reino de un sueño extinguiéndose
Como el fuego que encendí para que todos llegaran
A estar más cerca,
Más presentes, entre la multitud y mis pesadillas.
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